San Francisco del Mar, tierra de tradición que lucha por sobrevivir

*El Consejo de Ancianos entrega el bastón de mando a la autoridad municipal.

NVI Noticias

Siete mil 232 ikoots que habitan las 25 mil hectáreas de tierras que en el año 1,550 cuando el Rey Felipe II les otorgó a través de títulos primordiales o virreinales de las 49 mil 964 hectáreas, luchan por conservarlas a pesar del rezago y la marginación.

Benito Nieto Martínez, César Ventura Nieto y Germán Francisco Nieto, forman parte de la mesa directiva del Consejo de Principales o Consejo de Ancianos de Pueblo Nuevo, una de las cuatro poblaciones que conforman la etnia huave o Ikoots en el sur de Oaxaca y que viven arropados por el mar del Golfo de Tehuantepec y las Lagunas Superior e Inferior en el Océano Pacífico.

Los ancianos prefieren que no los llamen huaves, que viene del zapoteco Nayaabi’-Carcomidos, porque lo consideran un término despectivo que los zapotecas les asignaron como “Carcomidos por el mar”, así que prefieren ser considerados como kunajts , que significa “nosotros”, porque son ellos los que fungen como guardianes del sagrado mar, el sagrado río, la sagrada tierra y el sagrado sol.

Las invasiones

Tata Benito tiene en su memoria cada fecha de la historia que justifica la legalidad de todo el territorio que por décadas han defendido su padre, sus abuelos, él, sus hijos y sus nietos, desde 1,550 cuando el Felipe II otorgó a través de títulos primordiales o virreinales 49 mil 964 hectáreas de mar y tierra para que las administrara el pueblo Ikoots, hasta 1971 cuando se da la Resolución Presidencial ratificando esas dimensiones.

“El territorio nos lo cedieron con el sello de la corona española hace más de cinco siglos. Los títulos primordiales especifican nuestras mojoneras, pero después de 1972 nos empezaron a invadir 24 mil 698 hectáreas los zapotecas de San Francisco Ixhuatán y Reforma de Pineda. Somos un pueblo bendecido con mar y tierra, pero son otros los que lo disfrutan y el gobierno lo solapa”, detalla el consejero de bigote blanco, como se autonombra Benito, pescador de oficio.

Para César Ventura Nieto, la defensa del territorio es uno de los pendientes que el gobierno federal y estatal ha administrado por más de 50 años, pero para los ikoots es lo que los mantiene en lucha todos los días y que les ha costado mucha sangre, por lo que seguirán defendiendo lo que por derecho les corresponde.

En esas 24 mil hectáreas invadidas por sus vecinos de Reforma e Ixhuatán, que son utilizados para siembra de sorgo, maíz, mango, sandía y la ganadería, tanto el Consejo de Ancianos como el Comisariado de Bienes Comunales han detectado más de mil hectáreas acaparadas por políticos oaxaqueños a través de prestanombres.

El tequio

Los ancianos de Pueblo Nuevo recuerdan que sus padres contaban que el ancho y caudaloso Río Ostuta les permitía navegar en cayucos transportando productos de la Laguna Inferior hasta San Francisco Ixhuatán y Reforma de Pineda.

El Ostuta era la vía de comercialización entre huaves y zapotecas de la zona oriente del Istmo de Tehuantepec. Los tiempos cambiaron, y lo que era una buena vía de comunicación se convirtió en una peligrosa cuenca hidrológica para cuatro municipios (Zanatepec, San Francisco Ixhuatán, San Francisco del Mar y Reforma de Pineda) y más de 30 comunidades en temporada de lluvias, debido a que el cauce natural desapareció en los últimos 25 años, en mucho por el abandono institucional de los tres órganos, causando inundaciones.

El río Ostuta nace en las montañas de Los Chimalapas, parte de la Sierra Atravesada. También lo alimentan en su trayecto varios arroyos y el río Tamarindo, conocido como río Zanatepec. Es considerado la arteria ecológica más importante para el desarrollo productivo de la zona oriente, casi como una reserva.

El cauce está perfectamente marcado desde Los Chimalapas hasta el punto conocido por los huaves como Paso ‘Ta Vale’, 5 kilómetros antes de su desembocadura en la Laguna, aunque desde San Francisco Ixhuatán comienza a achicarse su angostura por las invasiones humanas En Paso ‘Ta Vale’, el camino natural del Ostuta tuvo completamente cerrado por arboles grandes, maleza, fango, arena y troncos. Prácticamente se creó una barrera de 25 años de azolvamiento, por lo que el río buscó un nuevo cauce que desemboca en un brazo de mar que se llama La Angostura, desviando con esto la vía del Ostuta.

El viento

El viento es otro de los recursos naturales que resguardan celosamente, aunque aseguran que esa no les pertenece, pero deben de moverse en el terreno de la sabiduría para no entregarla a las empresas extrajeras que ya los merodean para explotarla a través de los parques eólicos.

Para estos tres ancianos sabios del pueblo, que cada tres años entregan el bastón de mando al nuevo alcalde, los ikoost de San Francisco del Mar viven y mueren defendiendo lo único que tienen y que les da vida: el mar, la tierra y el viento.

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