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También se llevó a cabo una calenda, una muestra gastronómica que incluyó la venta y degustación de productos y alimentos elaborados con amaranto. El festejo se llevó a cabo el 8 de octubre en Oaxaca.
Con objeto de rescatar la soberanía alimentariay los alimentos que caracterizan al país, representantes de diferentes regiones de Oaxaca y de otros estados de la República celebraron el “Día del Amaranto”, y en este marco demandaron mayor presupuesto para el campo.
Unas ocho mil personas se reunieron el pasado sábado en el marco del Día Mundial de la Alimentación y ahí prepararon la tlayuda de amaranto más grande del mundo, que midió 11.88 metros cuadrados; dimensiones certificadas por el Grupo de Enlace para la Promoción del Amaranto en México y con la participación de productores y organizaciones de los estados de Oaxaca, Puebla, Tlaxcala, Ciudad de México, Morelos e Hidalgo.
La Tlayuda de maíz incorporó el amaranto en diferentes presentaciones. En la masa había grano y hojas, el asiento fue elaborado con aceite de olivo, quesillo, frijol con amaranto reventado y col picada con hojas de amaranto.
También se llevó a cabo una calenda, una muestra gastronómica que incluyó la venta y degustación de productos y alimentos elaborados con amaranto de Oaxaca, talleres de siembra y transformación del amaranto, y actividades lúdicas para niños.
Se disfrutó de música en vivo con la participación de Blandas y Tlayudas Band (ByT Band) y grupos de música regional de Santo Tomás Mazaltepec, Valles Centrales, San Cristóbal Amoltepec, Mixteca Alta, y Rancho Tejas, Tlahuitoltepec, Sierra Mixe.
Durante el evento se llevó a cabo una mesa de redonda con la participación de Sergio Barrales Domínguez, rector de Universidad Autónoma Chapingo; Verónica Villa Arias, del Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración (Grupo ETC), y Martha Elena García y Guillermo Bermúdez, autores del libro “Alimentos Sustentables. De la Tierra a la Mesa.”
Durante la mesa redonda Verónica Villa enfatizó que “la soberanía alimentaria representa un respeto irrestricto a las territorios campesinos e indígenas; el derecho a la tierra y el agua y el derecho a los intercambios de semillas.” Mencionó que las redes campesinas son el principal proveedor de comida en el mundo y que evitan los monocultivos agrícolas promoviendo la diversidad genética.
En su turno, Sergio Barrales Domínguez compartió parte de la historia de la Universidad Autónoma de Chapingo, en la que el 25% de los estudiantes son del estado de Oaxaca y el 36% son de origen indígena. A su vez resaltó la necesidad de que los egresados de la institución se vinculen más con las comunidades rurales y campesinas.
Subrayó que el país cuenta con una riqueza extraordinaria para la alimentación, por lo que se debe pensar en aumentar el presupuesto para el campo. Concluyó que hay que priorizar el consumo de alimentos locales y nacionales, de lo contrario, como sociedad contribuimos al debilitamiento de la soberanía alimentaria.
Martha Elena García y Guillermo Bermúdez, autores del libro, enfatizaron que la crisis ambiental es una crisis de civilización. “Es la crisis de un modelo económico, tecnológico y cultural que ha depredado la naturaleza y negado a las culturas alternas. El modelo civilizatorio dominante degrada el ambiente, subvalora la diversidad cultural y desconoce al otro, mientras privilegia un modo de producción y un estilo de vida insustentables que se han vuelto hegemónicos en el proceso de globalización”.