Agencias Quadratín
Los niños jornaleros también se prepararon para su largo viaje hacia los campos cañeros para acompañar a sus padres que son trabajadores agrícolas. Son la otra cara de la migración indígena de Santa María Xadani, en la región del Istmo de Tehuantepec, son niños indígenas zapotecas que emigran por necesidad y falta de oportunidades para sus padres en su comunidad de origen. Santa María Xadani, una comunidad zapoteca de unos 10 mil habitantes, despidió a poco más del 30 por ciento de sus hijos que viajan con ilusiones de mejorar su condición de vida. Van como cada año al corte de caña a otros estados de la República. Unos mil jornaleros agrícolas, la mayoría con familia completa, mujeres, niños y jóvenes, iniciaron su viaje en más de 30 autobuses. La escuela del Programa para Niños Migrantes (Pronim) en Santa María Xadani luce semivacía; el martes fue el último día de clases para los pequeños que acompañarán a sus padres a estados como Nayarit, Michoacán y Veracruz. Leticia Vásquez Cruz, profesora de dicho lugar dijo que “los niños son originarios de aquí de Xadani pero se van con sus papás a otros estados a trabajar al corte de caña. Se van 6 meses a Nayarit o Michoacán y se regresan en junio, se vuelven a inscribir aquí para retomar los contenidos que tenemos en el programa”. Esta profesora del plantel para niños migrantes domina perfectamente el zapoteco al ser originaria de esa localidad lo cual es un apoyo fundamental para los niños. Sin embargo, señaló que las carencias y problemas económicos, obliga a muchos niños a ayudar a sus padres en los campos cañeros y no tienen tiempo para estudiar lo que dificulta su proceso de aprendizaje. “Algunos niños llegando allá los ponen a trabajar y no van a la escuela, no estudian, en ese tema se nos hace muy complicado y cuando regresan a veces se atrasan en los contenidos o se atrasan de grado”, expresó la maestra. La escuela para migrantes, es un programa del Consejo Nacional del Fomento Educativo (Conafe) con el fin de brindarles mejores posibilidades de desarrollo. Todos dominan por completo su lengua natal, el zapoteco, pero también el español, lo que les facilita estudiar en otros estados y cuando vuelvan a su pueblo, serán reinscritos en el plantel de su comunidad. “Cuando regresen en junio, recuperaremos a estos niños que vienen de diferentes estados de la República, traen sus boletas parciales y nosotros nos abocamos a terminar los otros 6 meses en esta población”, apuntó Josué López Morales, maestro de la misma escuela. Van con muchos ánimos, aunque fueron despedidos entre llantos, tristeza y dolor, toda vez que verán a sus amigos y parientes hasta el mes de mayo de 2017. Las calles polvorientas de Santa María Xadani despidieron a los mil jornaleros agrícolas, que llevan consigo el sueño de los niños migrantes, quienes van en busca de una mejor preparación académica.