*La impunidad por tortura y otros malos tratos sigue siendo casi absoluta en México, señala el más reciente informe anual de Amnistía Internacional. Varias personas que han sufrido en carne propia estos maltratos denuncian los cuestionables métodos de interrogación que estarían usando ciertos efectivos de la autoridad mexicana.
Univision
Tailyn Wang cuenta que tenía unas 7 semanas de embarazo la madrugada en la que agentes de la Policía Federal de México echaron abajo la puerta de su casa, en febrero de 2014. Venían por ella y su esposo. Los acusaron de ser delincuentes, y arrasaron con lo que encontraban a su paso.
Según el relato, el griterío despertó a los hijos: el mayor de 15 años y las pequeñas de 7 y 5, testigos de la violencia con que los uniformados se abalanzaron sobre sus padres.
“Me desnudan dentro de mi recámara. Se montaron sobre mí a golpearme y a tocarme… Me lastimaron en mis partes con unas armas”, describe la peruana de 35 años en uno de los reportajes de la edición especial “Tortura en México”, transmitido en el programa Aquí y Ahora de Univision el domingo 2 de abril.
Con la voz semiquebrada, Tailyn cuenta desde la prisión cómo la arrastraron por las escaleras y la empujaron hacia una camioneta junto a su esposo. Ellos fueron acusados de pertenecer a una banda de secuestradores si bien Amnistía Internacional demostró que los oficiales no les enseñaron una orden de aprehensión antes de llevárselos.
De acuerdo a Tailyn, cuando llegó al lugar del interrogatorio, ya estaba sangrando por la vagina. Poco después de salir rumbo a un centro de reclusión, abortó a causa de los golpes recibidos.
“No se puede describir el dolor que uno siente al saber todo lo que mi hija pasó”, confiesa María Wang, la madre de Tailyn, quien viajó desde Perú para hacerse cargo de sus nietos y luchar por la presunta inocencia de su hija.
Amnistía Internacional confirma que las autoridades mexicanas tardaron 5 días en ofrecerle atención médica a Tailyn y, pese a que denunció la tortura sufrida, aún espera que un médico forense la examine para documentar su estado.
La historia se repite una y otra vez en México de acuerdo a organizaciones defensoras de los derechos humanos. Cambian las circunstancias y los personajes, pero el resultado resume igualmente el descontrol, la violencia y la impunidad que padece el país bajo la llamada “guerra contra el narcotráfico”.
Para varios especialistas consultados en el programa de Univision, en México la tortura se ha convertido en un método de coerción recurrente en interrogatorios y detenciones.
Entre 2012 y 2016 la tortura creció un 846% en esa nación, informa el diario mexicano Excelsior citando al Sistema Institucional de Información Estadística (SIIE). Los casos denunciados pasaron de 266 en 2012 a 2.515 entre enero y agosto de 2016.
“La impunidad por tortura y otros malos tratos seguía siendo casi absoluta (en México), con numerosas denuncias de palizas, semiasfixia con bolsas de plástico, descargas eléctricas, violaciones y agresiones sexuales durante las operaciones policiales y militares”, señala el más reciente informe anual de Amnistía Internacional.
Así lo confirma un militar retirado en entrevista con la periodista Tifani Roberts. Bajo el nombre ficticio de Capitán González y con la condición de maquillar su rostro para que no se le reconociera, el ex oficial del ejército reconoce haber usado más que preguntas durante los interrogatorios.
“Por la buena nunca va a sacar uno ninguna información. Eso sí se lo aseguro”, se defiende. “Puede ser desde simples golpes, fracturar ciertos huesos, asfixiar, electrocutar”, enumera como prácticas más frecuentes en este tipo de casos.
Según cuenta, algunos agentes suelen fracturar los dedos a los detenidos, uno por uno. También aplican choques eléctricos con baterías de autos directamente en los genitales.
Para Carlos Zazueta, investigador de Amnistía Internacional en México, las fuerzas armadas han normalizado el uso de la tortura como parte de sus mecanismos de trabajo.
“La forma eficiente de resolver crímenes es investigando, es teniendo inteligencia seria, haciendo todos los procesos de forma adecuada… En realidad, (la tortura) no es una salida heroica, es una salida fácil para no hacer su trabajo”, replica el activista de derechos humanos.
Mujeres, víctimas frecuentes de la tortura
Una reciente investigación de Amnistía Internacional concluye que la mayoría de las mujeres detenidas en México han sufrido algún tipo de violencia.
Entre 100 reclusas entrevistadas por la organización civil en 2016, todas sufrieron maltrato verbal o psicológico, 72 padecieron abusos sexuales durante su arresto o en las horas posteriores, y 33 afirmaron haber sido violadas.
“Prácticamente todas han sido acusadas de delincuencia organizada o de delitos relacionados con drogas”, refiere la investigación. Pero no siempre hay pruebas para refrendarlo.
A Claudia Medina, otra de las entrevistadas en el programa de Univision, la presentaron ante la prensa como cabecilla de un grupo de narcotraficantes. Su supuesto alias: “La Buena”.
Ella fue detenida el 2 de agosto de 2012 en Veracruz, junto a su esposo Isaías Florez Pineda. A Ambos les vendaron los ojos y los amarraron durante el trayecto hacia la prisión.
Medina dice que uniformados la golpearon y abusaron sexualmente. “Me pusieron descargas eléctricas, pasaban 10-15 segundos y volvían a quitarlas y de ahí me ponían salsa picante en las fosas nasales. Golpes en el cuerpo, patadas, y me brincaban arriba”, dijo.
A fuerza de golpes y miedo firmó una declaración de culpabilidad que la presentó ante los medios como integrante del Cartel Jalisco Nueva Generación. Sin embargo, dos años después Amnistía Internacional demostró la inconstencia del caso y Medina fue exonerada de todos los cargos en su contra.
“Estos arrestos se hacen de forma arbitraria, desesperada, para anunciar buenas cifras de criminales abatidos”, opina en entrevista con Aquí y Ahora Madelín Penman, investigadora de Amnistía Internacional.
A la par, la impunidad permanece. A pesar de las miles de denuncias por casos de tortura, ningún soldado del ejército mexicano fue suspendido de su servicio por violación y abuso sexual entre 2010 y 2015. En el mismo período, solo 4 oficiales de la marina fueron retirados por esta causa.
El Congreso de México reformó el Código de Justicia Militar en 2014, para que cualquier abuso cometido por un miembro de las fuerzas armadas contra civiles sea juzgado por el sistema judicial civil y no por las cortes militares. Sin embargo, desde 1991 y hasta 2015, solo se habían condenado a 15 personas por tortura, según datos de Amnistía Internacional.