Invaden ambulantes representación del poder ejecutivo en Oaxaca

*Nadie sabía quién era quién ni de parte de quién en aquel palacio de puertas abiertas dentro de cuyo desorden descomunal era imposible establecer dónde estaba el gobierno. García Márquez*

Agencias Quadratín

OAXACA, Oax. 8 de enero de 2017.- Aquello no parecía entonces una casa presidencial sino un mercado. Eso escribió el escritor colombiano Gabriel García Márquez en El Otoño del Patriarca y es una descripción que ahora le va bien al Palacio gubernamental en Oaxaca. Desde hace varios años, el ambulantaje, las protestas de grupos sociales, la prostitución, la indigencia son parte del paisaje deplorable que se ofrece en el corazón de la ciudad de Oaxaca: el Zócalo, la Alameda y por supuesto, el Palacio de Gobierno. El edificio histórico construido en 1832 se oculta detrás de puestos de vendedores ambulantes, indígenas que se dicen desplazados y casas de campaña. Los principales corredores del Palacio les pertenecen. Ahí tienen a sus niños, que defecan al aire libre al igual que los alcohólicos crónicos. El esplendor de antaño solo se puede apreciar en fotografías. Cuando las familias oaxaqueñas acudían a este sitio para descansar en alguna banca del Zócalo u ocupar alguna mesa en los restaurantes aledaños.

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