*Entre 2011 y finales de 2016, 148 mujeres militares denunciaron ser víctimas de acoso y hostigamiento sexual en el ejército mexicano, según datos obtenidos por Univision Noticias. Sin embargo, todavía son muchas las que callan.
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La soldado Cristal Gutiérrez ingresó con fastidio a la oficina del general a cargo de la comisión del Bicentenario de la Independencia donde estaba asignada, cerca de la sección de contrainteligencia, en Ciudad de México. No era la primera vez que su superior mandaba a llamar a la joven de 19 años sin ningún fin laboral. Pero esa tarde de 2010 le solicitó que ingresara a su privado. Ella, desconcertada, preguntó:
– ¿Para qué quiere que entre?
– Quiero platicar contigo…
Gutiérrez no se negó por temor a ser arrestada debido a desacato. Entró a aquel cuarto alfombrado con una pequeña mesa, un baño, una cama y botellas de alcohol acomodadas. Una vez ahí, el alto mando se sentó en la cama. La militar se quedó en una silla ubicada a un lado de la puerta.
– ¿No te gustaría ser oficial? Te van a tratar mejor, no vas a tener problemas.
– Todos queremos ser lo máximo en el Ejército, mi general.
– Yo te puedo ayudar, te puedo hacer teniente.
– Si no me necesita para algo de mi área, no tengo nada que hacer aquí.
Desde hacía meses, el funcionario castrense la llamaba a diario para que desayunara y observara la televisión en su oficina. Luego se colocaba atrás de Cristal –un nombre inventado para proteger su identidad- y ponía las manos en sus hombros. Ella se paraba de inmediato.
Cuando la volvió a citar, ella no quiso obedecer. El general marcó minutos después a su área: “¡Quiero a la soldado aquí!”. Se repitió el ritual de todos los días y al deslizar sus dedos en la joven, le dijo:
– Es en serio el ascenso a teniente.
– No, yo no lo quiero de la forma que usted me está dando a entender.
– Pero puedes ser mi novia…
– No, mi general.
“Autorización para retirarme”, le espetó al tiempo que se zafaba. Lo amenazó con gritar si no la dejaba ir. Dio parte con un teniente coronel. No la volvió a llamar.
La institución «más misógina» de México
En México, hay una “pandemia” de violencia de género, según reconoció la Organización de las Naciones Unidas el mes pasado con motivo Día Internacional de la Erradicación de la Violencia a la Mujer. Y ese problema, no sólo se encuentra en las calles o los hogares, también está enraizado en las instituciones del gobierno mexicano y hasta en el Ejército, como pudo comprobar Cristal, y como demuestran las cifras recabadas por Univision Noticias.

Desde 2011 y hasta octubre de 2016, la Procuraduría General de Justicia Militar (PGJM) inició148 averiguaciones previas por acoso y hostigamiento sexual, de acuerdo con el oficio 00007002062016 de la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena), obtenido por Univision Noticias vía la Ley de Transparencia.
En total, 14 mujeres militares denunciaron acoso y 134 hostigamiento sexual. Aunque no todas las denuncias aparecen desglosadas geográficamente, las regiones militares con más averiguaciones integradas son la I (Ciudad de México y Estado de México), seguido de la IV (Chihuahua), la V (Jalisco, Zacatecas y Colima), la VII (Chiapas), IX (Guerrero) y la XII (San Luis Potosí y Guanajuato).
Según la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, el acoso es “una forma de violencia en la que, si bien no existe la subordinación, hay un ejercicio abusivo de poder que conlleva a un estado de indefensión y de riesgo para la víctima”, mientras que elhostigamiento sexual “es el ejercicio del poder, en una relación de subordinación real de la víctima frente al agresor en los ámbitos laboral y/o escolar. Se expresa en conductas verbales, físicas o ambas, relacionadas con la sexualidad de connotación lasciva».
Para la doctora Guadalupe Ramos Ponce, coordinadora local del Comité de América Latina y El Caribe para la Defensa de los Derechos Humanos de la Mujer ( Cladem), esa forma de violencia naturalizada se agudiza más en el ámbito militar por “la verticalidad, el ejercicio de la autoridad” y por las pocas mujeres que llegan a cargos de mando en el Ejército.
“El Ejército es la institución más misógina de México, se aplaude cuando una mujer es violentada”, dice por su parte el exgeneral brigadier Francisco Gallardo.
Tan sólo en 2008 se registraron 25,728 casos en 258 dependencias federales, de las cuales se desprende que únicamente 7,796 se denunciaron “por temor a represalias”, de acuerdo con el último informe de Inmujeres y la Secretaría de la Función Pública.
“Hay una impunidad muy grande porque hay cifras negras detrás de los casos de hostigamiento que se denuncian, y que no llegan a sancionarse (…) En el país hay un vacío tan grande. Es de los pocos temas en los que no hay jurisprudencia (…) no han sido objeto de estudio y análisis del máximo orden jurisdiccional (…) mucho menos en el ámbito castrense”, explica Ramos Ponce, experta en temas de género.
Para combatir el acoso en las instituciones públicas, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, prometió “cero tolerancia” frente al acoso y hostigamiento sexual en las dependencias y entidades de la Administración Pública Federal. Además, en agosto se publicó en el Diario Oficial de la Federación (DOF) el Protocolo para la Prevención, Atención y Sanción del Hostigamiento Sexual y Acoso Sexual.
Años en la opacidad
Pero todo apunta a que las mujeres en el ejército han sufrido durante años este tipo de acoso en silencio. En el registro obtenido por Univision Noticias no aparece ninguna averiguación integrada en el periodo 2006-2010, cuando Cristal Gutiérrez denunció por primera vez haber sido víctima de acoso. De acuerdo con el Diario Oficial de la Federación, no fue hasta diciembre 2011 fue cuando el Observatorio para la Igualdad entre Mujeres y Hombres en el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos comenzó a registrar estos delitos.
El episodio con el general es sólo uno de los varios que le sucedieron a la joven. Después de él fue un capitán que le llegó a gritar e insultar, mientras cerraba el pasó a su automóvil sobre la avenida Ejército Nacional, en el cruce con Periférico, en Ciudad de México.

“Empezó a hostigarme laboralmente, cargándome más trabajo, dejándome salir más tarde, arrestándome, hasta que un día me dijo que le gustaba, que él era casado, pero que qué onda. Y obviamente le dije que no”, narra la militar que ahora tiene 26 años.
Con el tiempo la acechó más. Una madrugada de ese mismo año cuando ella se cambiaba en el vestidor, él ingresó sin permiso.
– Buenos días.
– No lo había visto, capitán.
– Adelante, sigue cambiándote, quiero verte.
– ¿Viene bien?
– Sí, sí, pero quiero verte.
Debido a lo anterior y a un jaloneo que le provocó una fisura en la muñeca , la soldado Gutiérrez levantó un parte a las autoridades castrenses en contra del capitán. “El tipo se sentía muy protegido dado que su papá es general”, cuenta.
Aunque Cristal valora la posibilidad de hacer las denuncias al respecto en el Observatorio de la Sedena, cree que se tienen que generar espacios que garanticen que quien lo haga no reciba ningún tipo de represalia por denunciar a superiores jerárquicos.
Según ella, el poder que se les confiere a partir de la jerarquía militar a los hombres hace difícil denunciar el acoso y hostigamiento sexual sobre todo cuando los altos mandos son varones. «Algo que hacen con los acosadores y que se repite en las instituciones es que los cambian de lugar o cambian a la afectada”, explica.
En efecto, el diario La Jornada publicó en abril de este año que las denuncias por estos crímenes sexuales son contra coroneles, tenientes coroneles, capitanes y tenientes, unos puestos ocupados mayoritariamente por hombres.
Mayoría de hombres en el Ejército
En el último evento de ascensos el pasado 18 de noviembre, presidido por el presidente Enrique Peña Nieto, sólo cinco de 167 militares eran mujeres: un general brigadier y cuatro coroneles de servicio del ejército.
“La tendencia en todos los ámbitos es que se establezca paridad: 50 y 50, así como ya se estableció de manera constitucional en el Legislativo (…) El sistema castrense tiene que hacer una revisión muy profunda y establecer en el corto y mediano plazo la paridad, sin que exista el argumento de que no hay mujeres y capacidades, porque son excusas machistas y misóginas”, agrega Ramos Ponce, autora del Estudio del feminicio en Jalisco, publicado por la Universidad de Guadalajara.
El exgeneral brigadier Gallardo, conocido por su defensa de los Derechos Humanos a nivel castrense, reconoce que difícilmente las mujeres militares denuncian a sus agresores. “O te aguantas el acoso o lo denuncias, y cuando lo denuncias es cuando ya estás hasta el copete y te vas a enfrentar a lo que venga (…) es un asunto bien escabroso”.
En el caso de Cristal, a pesar del parte que presentó asegura que su caso no recibió el debido proceso: “Nunca me mandaron a traer a derechos humanos, inspección, nunca vino policía ministerial militar para tomarme declaración, nunca se le giró una acción disciplinaria al capitán por lo que hizo, lo único que llegó fue su cambio al Estado Mayor Presidencial. Y tú dices: ¿eso es una zona de castigo?, incluso les pagan más”.
“Tomar una acción en contra de ellos toma represalias después: te estancan o te cambian al lugar más feo de la República. Te mandan a zonas calientes donde hay operaciones contra narcotráfico, todo el día en batallón”, lamenta, la mujer que trabaja en las oficinas del Ejército Ciudad de México, la entidad con más denuncias de todo el país.