Disfrazan Servicios de Salud de Oaxaca violencia obstétrica

NVI Noticias

La negación del derecho a la salud a mujeres en proceso de parto porque “todavía no era tiempo” del nacimiento, es una constante en Oaxaca.

De 2013 a la fecha la Defensoría de Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) ha iniciado una veintena de expedientes, en promedio entre tres o cuatro por año.

En cuatro años, de 2014 a 2017, ese organismo emitió 8 recomendaciones que el Gobierno del Estado no ha terminado de cumplir. Todos los expedientes siguen abiertos.

Esa “falta de compromiso, disposición y sensibilidad de las autoridades para que se pueda garantizar el derecho a la salud”, en opinión de la defensora especializada en equidad de género y atención a mujeres víctimas de violencia de la DDHPO, Ita Bico Cruz López, impide que los casos dejen de repetirse.

En opinión de la especialista en muerte materna e integrante del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS) Unidad Pacífico Sur, Paola Sesia, cuando el parto de una mujer ocurre en el baño de un hospital o un albergue no hay duda que se cometió violencia obstétrica.

“Se trata de un caso de negación de la atención y se tipifica dentro de la violencia obstétrica que incluye maltratos, negligencia médica, hipermedicación de un parto innecesariamente o maniobras en el cuerpo de la mujer sin su consentimiento”, resaltó.

Derecho negado

Pidió diferenciar esta tipo de nacimientos con los partos fortuitos que ocurren cuando la mujer en labor de parto no alcanza a llegar a la unidad médica, muchas veces lejana al lugar en donde vive, como ocurrió el 26 de septiembre pasado con el caso de Soledad cuya hija nació en la lancha que cruzaba la presa Miguel Alemán para trasladarla al Hospital Comunitario de San Miguel Soyaltepec.

Incluso en ese caso en el que Soledad no alcanzó a llegar al hospital Paola Sesia señaló que los Servicios de Salud de Oaxaca y en sí el Estado tiene cierta responsabilidad porque se carece de una infraestructura que garantice a las mujeres embarazadas su derecho a la salud.

Corriente Ancha o Miguel Hidalgo es una comunidad con 250 habitantes que apenas y cuenta con casa de salud, sin personal de enfermería o médico de los Servicios de Salud de Oaxaca y para llegar a la cabecera municipal de San Miguel Soyaltepec se debe cruzar la presa Miguel Alemán en lancha.

El mes pasado y también en la región de la Cuenca, la tercera hija de Laura nació en un hospital abandonado de San Felipe Jalapa de Díaz, pero estos no son los únicos casos en fechas recientes.

En agosto pasado la enfermera Ángela Elia Nájera atendió un nacimiento en una sala de espera inconclusa del Hospital Regional de San Juan Bautista Tuxtepec.

Rechazo hospitalario

En agosto también, pero en la región de la Cañada, el personal del Hospital Comunitario de Teotilán de Flores Magón rechazó a Silvia y su hijo terminó por nacer en el patio.

Durante el 2017 la DDHPO tiene conocimiento de otros dos casos, uno de ellos ocurrido en la Compañía perteneciente al municipio de Ejutla de Crespo, donde el bebé falleció al en la banqueta porque en el centro de salud no había personal para atender a matilde

Nombrar a los nacimientos en excusados, patios o al exterior de hospitales “partos fortuitos» cuando a la mujer se le negó la atención o no había médico disponible, es para la investigadora Paola Sesia «una forma equivocada de restarle» responsabilidad al sistema de salud pública.

El viacrucis de Ana Delia

“Yo creí que estaba muerto, mi nene se cayó en la taza”, es parte de lo que Ana Delia nombra cuando recuerda cómo, la madrugada del pasado 25 de septiembre, su primer parto ocurrió en el baño del albergue anexo al Hospital Comunitario de la Paz Teojomulco-Texmelucan.

Entre la culpa y el miedo que le infundió el personal médico que la atendió, Ana Delia se atrevió a romper el silencio de las vejaciones que vivió porque su sobrina, Juana, estudiante de bachillerato, le ha explicado que con ella se cometió una injusticia.

La lejanía que hay de su ranchería Tierra y Libertad a la cabecera municipal de Santiago Textitlan, aunada a la travesía que tiene que hacer para llegar al Hospital de la Paz que se localiza en Santo Domingo Teojomulco, hizo que desde agosto pasado Ana Delia se fuera a vivir a esa última población, en casa de unos familiares.

Médicos no le creyeron

Desde el sábado 22 que empezó a sentir dolores que le hicieron sentir que su primer parto estaba cerca, acudió al hospital, pero a la mujer de 24 años la rechazaron porque “me decían que me faltaba”.

La historia se repitió el domingo y el lunes, pero ese último día los dolores fueron mayores y en la noche decidió quedarse en el albergue anexo al hospital porque llovía y el médico le aseguró que su hijo nacería hasta el día siguiente.

A la 1:00 de la mañana del martes 25, Ana Delia sintió mucho dolor y ganas de ir al baño pero se aguantó, en la parte del albergue donde ella se encontraba “había mucha gente y me dio mucha vergüenza, yo no sabía que ya iba a nacer, no sabía que así era el dolor”, relata.

El esposo de Ana Delia dormía en el área de varones. Ana Delia logró llegar al baño del albergue, ahí ocurrió el alumbramiento, su hijo cayó a la taza.

La gente que se percató del nacimiento le ayudó a Ana Delia, mientras ella pensaba que su hijo estaba muerto. «Mi nene salió con todo y una bolsita», no recuerda cuánto tiempo paso exactamente, pero sí que los médicos tardaron en llegar”.

Malos tratos

Tiene claro que esa madrugada llovía y que la primera reacción del personal médico que la atendió fue regañarla, porque no había acudido al hospital cuando en realidad había sido rechazada.

“A mí no me hicieron caso, pusieron a mi hijo en una mesa donde comen todos, no sé qué le hicieron porque no respiraba. Entre el agua de la lluvia me llevaron en la camilla, me dijeron que se me abrió mi parte y que me tenían que coser”, explica con un lenguaje despojado de términos anatómicos o médicos.

El maltrato fue mayor al momento de la episiotomía. “Me lavaron y yo les decía que el agua estaba muy fría, quería llorar, no sabía qué hacer porque estaba en sus manos; en mi pueblo la gente dice que la placenta sale sola, pero el médico me metió su mano y una pinza, no sé si se haga así”, duda.

En todo momento las advertencias fueron tan claras que no se han ido de su mente: «Me advirtieron que no denunciara, que yo tuve la culpa» y de inmediato en las palabras se le enreda el arrepentimiento:

“Mejor me hubiera quedado en mi pueblo, con la partera Agustina, a mi niño no le hubieran puesto tanto suero” en el Hospital de la Niñez Oaxaqueña, a donde lo trasladaron el 26 de septiembre, pero “de todas maneras en el centro de salud me hubieran regañado por no acudir al hospital».

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *