*El periodista Martín Méndez está amenazado de muerte en México, pero hace unos días aceptó regresar por las muchas complicaciones para pedir asilo en EEUU. Ahora cuenta este jueves en The Washington Post las intimidaciones de los agentes de inmigración para que renunciara a su petición de asilo.
Univision
Mi vida está en peligro. EEUU no me daría asilo». Así se titula el artículo deldiario The Washington Post en el que el periodista mexicano Martín Méndez Pineda cuenta por qué decidió hace unos días renunciar a seguir con su petición de asilo y regresar a su país, a pesar de estar amenazado de muerte allí. Tras 14 semanas en un centro de detención en espera de que le concedieran asilo político en Estados Unidos, el periodista cuenta ahora cómo fue intimidado por el servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) con el propósito de que él mismo solicitara su deportación.
“En México se estaba difundiendo que los oficiales de inmigración estadounidenses usan tácticas de intimidación y acoso para desalentar a muchos de los detenidos para que decidan ‘pedir su propia deportación’. Ahora sé de primera mano que esto sucede. Intentaron usar esta táctica conmigo de diferentes maneras desde el 28 de marzo, cuando por primera vez negaron mi liberación bajo libertad condicional a pesar de todas las pruebas que presenté”, escribe Martín Méndez.
Hace una semana, el periodista mexicano, originario del sureño estado de Guerrero, decidió retirar la solicitud de asilo y regresar a México pese a las amenazas de muerte que existen en su contra y al clima de violencia contra periodistas que se vive en ese país, debido a que, según relató en una carta previa, en ese centro de detención vivía «los peores días de su vida” por la discriminación, abusos y humillaciones que pasó.
En el texto que Méndez escribió para Washington Post, explica que en el pasado los solicitantes de asilo solían ser puestos en libertad en el país mientras esperaban una decisión final sobre su caso, sin embargo, a él no se lo concedieron debido a que no tenía vínculos con la comunidad.
“Hace unas semanas me negaron mi solicitud de libertad condicional por segunda vez, y no pude aguantar más. Me di cuenta de que no tenía ninguna esperanza de salir. Decidí estar de acuerdo en ser deportado, a pesar del peligro que enfrento en mi país, un peligro que realmente no tuvieron en cuenta. El 16 de mayo, agentes de Inmigración y Aduanas me devolvieron a México”, escribió.
De acuerdo con lo que vivió Méndez durante su detención en Texas, la cuestión principal es la forma en que se lleva a cabo el proceso, pues asegura que una de las tácticas más eficaces para ICE es separara a las familias y dejarlos esperando incluso por más de 11 meses.
“Es común oír hablar de familias en las que, tras entregarse a las autoridades, la madre y los hijos son puestos en libertad mientras el padre continúa detenido y, al final, deportado sin poder hacer nada por su familia. Eso obliga a los miembros de la familia establecidos dentro de los Estados Unidos a regresar a casa, porque su situación económica ya vulnerable ha empeorado de repente. Por lo tanto, al final, se ven obligados a salir del país de una forma u otra”, detalló.
Méndez señala que lo que los funcionarios de ICE buscan es que los ciudadanos mexicanos escojan la deportación, pues solo unos pocos cientos de ciudadanos mexicanos al año son aprobados para asilo. En el año fiscal 2016, 12,831 mexicanos solicitaron asilo, pero solo fueron aprobadas 464 solicitudes.
Su travesía en varios centros de detención
El periodista mexicano reata que cuando cruzó la frontera, fue trasladado a un centro de detención privado llamado West Texas Detention Facility en la ciudad de Sierra Blanca, un lugar que es conocido como “el gallinero” porque asemeja a un establo paraganado y donde no tenía acceso a atención médica adecuada.
Una semana después fue trasladado a otro centro de detención, el Centro Correccional del Condado de Cibola. Méndez escribe que el traslado fue “la peor tortura”.
“Nos tenían encadenados por los pies y las caderas, con las manos apretadas contra nuestro pecho, sin poder moverse por más de 26 horas, como si fuéramos criminales peligrosos”.
Luego de un mes y ocho días de permanecer en ese lugar, fue trasladado al Centro de Procesamiento de El Paso, donde comenzó a escribir sus experiencias, a la espera de una resolución favorable por parte de las autoridades migratorias. Sin embargo, esa respuesta nunca llegó.
“Después de toda la agonía que he experimentado, espero que cuando otros periodistas se sientan amenazados como resultado de su trabajo y decidan buscar asilo, no tengan que temer ser detenidos por varios meses y estar separados de sus familias sólo para ver su caso denegado , Y que todos los periodistas en peligro recibirán refugio. Mi vida está en peligro de nuevo ahora que estoy de vuelta en México. Pero mi esperanza para otros periodistas que buscan refugio en los Estados Unidos continuará creciendo”, finalizó Méndez.