DE PARADOJAS Y UTOPÍAS

*Bloqueo perpetuo/Pueblo sin ley

El Imparcial

A fines de este régimen, Oaxaca asemeja ser un pueblo sin ley. Una ínsula de desorden, anarquía, violencia. Un Estado ficticio, con leyes inexistentes y autoridades timoratas. Pavos que amainan su plumaje al primer ruido. Blandengues, temerosos, marionetas. Desde la delincuencia montada en el transporte hasta los vaquetones de la educación y salud, cada quien ha hecho y deshecho a placer. En el régimen agonizante se prefirió desbarrancar las esperanzas de un pueblo a asomar siquiera el principio de orden. Un terror cerval anidó en el mando: el fantasma de la represión. Aprendimos de Thomas Hobbes (en: El Arte del Buen Gobierno, p. 141) que la duda o vacilación en el poder, es deshonroso. Deshonor es encontrar un pueblo sumergido en la ignominia y deshonra, dejarlo abotagado por el desorden.

1).- Nuestra tragedia cotidiana

El bloqueo carretero y citadino es el pan nuestro de cada día. Es el plan con maña; el quid para obtener lana; el motor de dirigentes y manipuladores. Es el oráculo y patrón de los que se escudan en demandas a veces ficticias, facciosas y hasta criminales. Los que buscan la dádiva, el soborno, la limosna. Aquellos que cobran facturas a la ciudadanía inerme, para lograr la satisfacción de dos o tres descastados. El bloqueo es instrumento de hijos de puta, que no ven más allá que su propio peculio. Es el chantaje vil y la maniobra oscura; la veleidad y la hijoputez; la conjura encubierta y la cara siniestra de la ambición.

El terrorismo encubierto y el crimen organizado detrás de taxis, moto-taxis y camiones. Cualquier estúpido bloquea, amenaza, blande machetes o intimida. El bloqueo devino en este régimen, la industria más rentable: el chantaje. En los últimos tiempos los oaxaqueños hemos padecido un infierno con bloqueos y presiones, ora por mentores, ora por transportistas, ora por torpes y sediciosos, ante un Estado abúlico y complaciente; sometido y alienado. Oaxaca no puede seguir así. Ante esta amenaza permanente, sólo queda el uso de la fuerza. Sin orden y legalidad no hay desarrollo, no hay progreso. «Has correr el rumor de que a los cabecillas de la sedición sólo les mueve un oculto interés personal y el ansia de poder, aún a costa de la desgracia de los demás y de que no van a procurar ningún bien a nadie», sugería el Cardenal Mazarino. (Breviario de los Políticos, Acantilado, Barcelona, 2011, pp. 112-113) ?Estaba equivocado? No.

2).- No más concesiones ni diálogo

El transporte, pese a las advertencias del inicio sexenal de no más concesiones, devino uno de los peores látigos de la paz social. Se perdió el control; se extravió la autoridad sobre un bien público, que unos cuantos hicieron peculio personal. Taxis, moto-taxis y transporte pesado contaminaron la endeble gobernabilidad. Un burdo clientelismo político. Devinieron ejes de inseguridad, de violencia, de trasiego de droga y operaciones criminales. Han operado sin restricciones. Como plaga perniciosa han invadido todo el estado. Enfrentamientos, disputa por rutas, ilegalidad, pirataje, etc. El gobierno se derrotó ante el desorden y la violencia. «Salus populi, suprema lex», dejó Maquiavelo para la posteridad. El pueblo, el bien común, la salud de la sociedad, deben estar por encima de intereses personales o de grupo.

Ningún gobernante está obligado a respetar pactos, acuerdos o promesas, cuando éstas se obtienen por presión. Así reflexionó el florentino. (De las Conjuras, Taurus, México, 2012, p. 129). El gobierno de Alejandro Murat no debe admitir una concesión más, si en verdad pretende revertir el desorden heredado. No más chantaje para inducir el diálogo. Cuando éste se haya agotado, usar los instrumentos de la persuasión o de la fuerza. Oaxaca no merece seguir así. Una vez más: sin orden y legalidad no hay progreso, no hay paz social, tampoco gobernabilidad que garantice la estabilidad.

BREVES DE LA GRILLA LOCAL:

-Los encuentros del gobernador electo Alejandro Murat, con el presidente Enrique Peña Nieto, con el coordinador de los diputados del PRD, Francisco Martínez Neri, el excandidato José Antonio Estefan, Diódoro Carrasco y el dirigente nacional del PT, Alberto Anaya, tienen en mi opinión, una lectura indiscutible: hay que darle vuelta a la hoja y al odio soterrado; a las intrigas y a los agravios reales o ficticios. Hay que sumar a todos en favor de Oaxaca. Dura lección para los nostálgicos y clásicos amarra-navajas. Para quienes no han entendido que la entidad nos necesita a todos y que los tiempos políticos han cambiado.

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