Al gusto del turista: Gentrificación transforma celebraciones de Día de Muertos en Oaxaca

*En Oaxaca, la gentrificación alcanzó a las celebraciones locales, ahora los panteones lucen abarrotados de turistas que siguen a guías que dan explicaciones algunos en inglés.

El Universal

Oaxaca de Juárez.- Decenas de paquetes que incluyen «caracterización facial» con figuras como calaveras y catrinas, recorridos por panteones y muestras de la gastronomía zapoteca se anuncian en redes sociales para conocer la «celebración del Día de Muertos» en la ciudad de Oaxaca.

Los recorridos, anunciados también en inglés, se ofertan en precios por persona que van de los 800 a los 2 mil pesos. Agencias de viajes recibieron reservaciones desde principios de octubre.

En Oaxaca, la gentrificación alcanzó a las celebraciones locales. Panteones abarrotados de turistas que siguen a guías, quienes ofrecen explicaciones en inglés, en el Panteón San Miguel, el de Atzompa y en las muerteadas del Valle Eteco son comunes en los primeros días de noviembre, mientras las familias de locales visitan las tumbas de los que ya no están.

El pasado 27 de octubre se cumplieron 9 meses de la detención de las personas que participaron en enero, en la marcha contra la gentrificación, en medio de la crisis del agua y la basura más aguda que ha vivido la capital oaxaqueña y los municipios conurbados a ella, en los últimos años.

En entrevista, Filx Aldaz, activista que sostiene a la comedora comunitaria que brinda alimento a migrantes y una de las personas detenidas tras la protesta contra la apropiación cultural, señala que las instituciones respaldan las acciones que la gentrificación en Oaxaca no sólo se vive a través del desplazamiento de los habitantes de la zona del centro, sino del lengüicidio y la llegada de mega proyectos que explotan las tierras del estado.

“Los centros urbanos están condicionados al blanqueamiento, la apropiación cultural. Lo que yo siempre he insistido es en lengüicidio, para mí la gentrificación no es solamente la llega de personas a hacer turismo, sino que es despojo, pero en primer término es el lengüicidio: el desplazamiento de una lengua local”, dice.

Filx es hablante de ajuuk, y sostiene que son éstas, las lenguas originarias y sus variantes, las que fueron desplazadas primero a través de la castellanización, imponiendo al español como lengua hegemónica y desplazando a las lenguas originarias, como si no tuvieran valor fuera de los contextos de las comunidades.

El geógrafo Luis Alberto Salinas Arreortúa, investigador del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM, explica que “la gentrificación es un proceso de reestructuración de relaciones sociales en el espacio. Hace referencia a que distintos sectores de la población con mayor capacidad económica se apropian de espacios urbanos que presentan ciertas cualidades, por ejemplo áreas verdes, buena ubicación, equipamiento, infraestructura y zonas culturales que son muy buscadas por el capital inmobiliario”.

Para Filx, el fenómeno tiene raíces más antiguas y profundas. Y en estos últimos tiempos se reflejan con el desplazamiento del español por el inglés, derivado del excesivo flujo turístico extranjero.

“Conocer otros territorios es un derecho, pero en Oaxaca, el inglés se está imponiendo por encima del castellano, no sólo como cultura o con el alza de precios, sino también económicamente, pues las personas locales ya no tienen cabida las personas racializadas, que son criminalizadas por su color de piel, de ojos, su anatomía o sus tatuajes”, apunta.

Frases en ayuujk fueron tatuadas en el rostro de Filx, para visibilizar su lengua; no obstante, ello le ha valido ser una persona criminalizada por el gobierno de Salomón Jara y sus funcionarios, tras la detención por la protesta contra la gentrificación, el 27 de enero pasado.

Lo mismo sucede, apunta, con activistas y defensores. Y menciona el caso de Sandra Domínguez, originaria de la región mixe, de San Isidro Huayápam, desde el 4 de octubre. Sandra, recuerda, denunció al coordinador de delegados de paz del gobierno local, Donato Vargas, por ejercer violencia digital contra mujeres mixes, en un chat.

«En los pueblos no existe la cultura… los criminalizan»
Ante ello, Filx sostiene que no es un hecho aislado, pues es el estado el que criminaliza y margina a quienes les denuncian. “La venta del turismo y la cultura es algo promovido por el gobierno. En los pueblos y comunidades no existe la cultura que venden en los recorridos turísticos”, reitera.

Asimismo, señala que al inicio de la administración actual, se desalojaron de forma violenta a manifestantes triquis que mantenían una protesta a las afueras del Palacio de Gobierno.

“Salimos de nuestras comunidades, no por gusto, sin embargo, somos criminalizados… cuando intentamos salir a las calles a exigir nuestros derechos, no somos escuchados, por el contrario, nos persiguen y encarcelan”, insiste.

A nueve meses de la protesta contra la gentrificación, “nos ofrecen dádivas y migajas”, así como citas para dar atención a las secuelas psicoemocionales y físicas que dejó la detención arbitraria, comenta.

Quienes se han sumado en diferentes vías de comunicación a la inconformidad por la gentrificación, coinciden con Filx en que Oaxaca, a través del gobierno, es vendida y folclorizada para el turismo. Lo contrario sucede, dice, con la población migrante que es señalada, violentada y extorsionada por las autoridades, principalmente por policías.

En tanto, la Secretaría de Turismo (Sectur) Oaxaca estima que la capital oaxaqueña registrará durante dichas fiestas una ocupación hotelera del 78.7%, la llegada de más de 72 mil turistas nacionales e internacionales, así como una derrama económica aproximada a los 289 millones de pesos.

Asimismo, la dependencia informó que en las fechas señaladas el estado de Oaxaca recibirá 194 vuelos procedentes de seis destinos nacionales al igual que de destinos internacionales como Los Ángeles, Houston, Dallas, Calgary, Vancouver y Edmonton.

A ello, agrega Aldaz, se suma la llegada de mineras y megaproyectos, a fin de explotar la mano de obra local, así como de explotar por siglos la tierra, causando efectos en la salud, principalmente en la población infantil, a consecuencia del extractivismo, que además encarece la vida, no sólo en la capital, sino también en las comunidades. “Nos están acribillando en nuestros propios territorios”, finaliza.

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