Mundo de Córdoba
Pese a los problemas económicos que enfrentan y para no poner en riesgo a sus hijos, mas de mil padres de familia de municipios de Amatlán, Yanga, Omealca y Cuichapa, optaron por retirar a los menores de escuelas públicas dañadas por el temblor y enviarlos a instituciones privadas, señaló Fernando Gutiérrez, integrante de la Sociedad de Padres de Familia en la Región.
Debido a que consideran que las aulas improvisadas que instalaron en los domos de canchas y salones de madera y plástico sin ventilación, no generan comodidad para los infantes, optaron por llevarlos a instituciones educativas de paga para no poner el riesgo su integridad, pues ante la necesidad algunos reciben clases en planteles dañados.
Aunque no consideró una disminución importante en la matrícula de alumnos de primarias de gobierno, reconoció que los daños en los edificios y pérdida de clases, originó que padres de familia optaran por inscribir a sus hijos a colegios privados.
“Es de reconocer que la mayoría de escuelas de la región superan los 60 años de antigüedad, eso también pone en riesgo a los menores, la situación económica en las familias es buena pero no les quedó otra opción”, consideró.
Lamentó que los más de 40 planteles educativos dañados en la región, aún no inician la rehabilitación y menos la construcción de nuevos salones, lo que genera molestia entre padres de familia, quienes sus hijos deben tomar clases en lugares improvisados.
Refirió que esto representa gastos por arriba de los 3 mil pesos en la compra de nuevos uniformes y pago de colegiaturas, sin embargo, reconoció que era la única opción para recuperar las clases perdidas, aunque se salga de su presupuesto.
Reconoció que Amatlán ocupa los índices más altos de escuelas dañadas con más de 20 edificios a punto de colapsar y al ubicarse cerca de Córdoba utilizaron las primarias privadas como única opción para no perder el curso escolar.